La bolsa y la Vida

Bitácora para la defensa de un modelo socioeconómico con rostro humano

El Pánico y la Confianza en momentos de crisis (I)

Estas dos palabras están entre las más repetidas en estos momentos de crisis. He dedicado a las mismas dos artículos de los que mensualmente publico en la revista «Economía 3«.

El primero, referido al Pánico, que reproduzco a continuación, fue publicado en el número de Noviembre pasado, pero creo que conserva toda la actualidad pues los comportamientos que reflejo se siguen produciendo. El referido a la Confianza, publicado este mes de Febrero, lo publicaré aquí en los próximos días.

EL PÁNICO…
EL PEOR CONSEJERO EN TIEMPOS DE CRISIS

Así es, respetado lector, y deseo abordar este tema porque una cosa es que estemos más o menos en “alerta” por las consecuencias que la crisis pueda tener en nuestra empresa, o en nuestra economía doméstica, y otra es que nos dejemos llevar por los repetitivos mensajes que de una forma regular nos “machacan” hora a hora, día a día, semana a semana, utilizando adjetivos superlativos que pueden…o que inconscientemente desean, generar pánico…el peor consejero, sobre todo en tiempos de crisis. Quizás algunos de ustedes puedan considerar que exagero en lo de los adjetivos superlativos. Voy a intentar demostrarles que no es así, que no sólo no exagero si no que me quedo corto.

De entrada, no me parece necesario demostrar que las finanzas y la economía se han convertido estos últimos tiempos en las “vedettes” de los medios de comunicación. Estoy seguro de que usted ha leído algún que otro titular de la prensa escrita, o escuchado los de los informativos radiofónicos, o los de los telediarios, sin olvidar las múltiples tertulias que nos inundan con sus expertos “todo terreno”. Voy a dar un ejemplo concreto. Tengo delante de mí las portadas de la mayoría de los periódicos del sábado 11 de octubre, y es algo verdaderamente espeluznante…para ir rápidamente al banco o a la caja de ahorros, sacar los ahorros que tenemos y meterlos debajo de la cama…. Prácticamente ese día la mayoría de los periódicos dedicaron sus primeras páginas, enteras, para escribir con enormes caracteres: CAOS EN LAS BOLSAS, PÁNICO EN LAS BOLSAS, VIERNES NEGRO (ya no queda un solo día de la semana que en el ámbito bursátil no sea negro…), CRASH BURSÁTIL, CRACK BURSÁTIL…etc, etc. Por si las portadas no fuesen suficientes los comentarios en páginas interiores son similares a una especie de batalla fratricida en la que, al final, no queda ni un solo superviviente. El problema es que el lunes 13 (¡fuera los supersticiosos!), las bolsas mundiales subieron más de lo que bajaron el viernes, y lo curioso es que el martes los periódicos dieron la noticia, también en primera página, pero sin grandes caracteres, a una o dos columnas, algunos en un rincón, algo así como si fuese normal que las bolsas com/3mD3x1Hdff justin bieber movie was arrested for Drag Racing. recuperasen lo que habían perdido en la sesión anterior, cuando creo que lo normal hubiese sido que le dieran la misma importancia, que utilizasen palabras como “se acabó el caos”, “el pánico fue puntual”, “el crash fue un espejismo”. Para mí, las palabras siguen teniendo un significado y no me parece adecuado, por ejemplo, utilizar caos o crash cuando el caos y el crash duran solamente unas horas. Pero algunos dirán que no tengo razón. En todo caso, para mí, lo que demuestran los titulares a los que hago referencia es la búsqueda del sensacionalismo que tanto nos gusta a los españoles. Nos encanta lo dramático, la sangre y la juerga, y adolecemos de cultura, quiero decir de cultura financiera, que no solo los titulares de los periódicos demuestran, si no también todos los comentarios que acompañan a los titulares, ya sea en portada o en páginas interiores, y también los comentarios de otros medios de comunicación. La crisis económica, de la que todo el mundo habla, y los vaivenes de la bolsa, de los que todo el mundo también habla, ponen de manifiesto una vez más, y de una forma relevante, que una gran mayoría no sabe de lo que habla.

Otro ejemplo concreto, que escuché en una de las múltiples tertulias de las mañanas radiofónicas, y que corresponde a unos propósitos que se repiten muy a menudo cuando las bolsas registran pérdidas significativas. Uno de los contertulios afirmaba, con ese tono doctoral tan particular que utilizan muchos contertulios: “Es que lo que no podemos obviar es que se han vendido en las bolsas europeas miles de millones de euros con la consecuente pérdida para los inversores humildes”. Lo de humildes es, de entrada sospechoso, y no lo digo porque no haya inversores bursátiles humildes, lo digo porque esa frase lo único que podía generar era pánico en los inversores particulares que aún no habían vendido… para que vendiesen el lunes…justo el día en el que las bolsas ganaron más de lo que perdieron el viernes anterior. Simplemente, este ilustre experto, participó en la estrategia que utilizan muy a menudo los grandes fondos de inversión internacionales que consiste en vender a mansalva para crear el pánico y provocar que los inversores particulares (“humildes”) vendan el día de después para que dichos fondos recompren más barato lo que habían vendido el día anterior. ¡Bravo al experto!. Pero volvamos a analizar su afirmación. Dijo que el viernes 10 de octubre se habían vendido en las bolsas europeas miles de millones de euros…¿Cómo que se habían vendido en las bolsas europeas miles de millones de euros? ¿Y nadie había comprado?. Esta frase es una simple aberración porque en bolsa no se puede fijar una cotización si no se realiza una venta y una compra, una compra-venta, al mismo precio, es decir que lo que el día 10 de octubre se vendió en las bolsas europeas fue lo mismo que lo que se compró…y entonces ¿Nos podemos preguntar por qué utilizó la palabra vender y no la palabra comprar?. Yo me lo pregunto y tengo una respuesta: puesto que las bolsas habían sufrido un batacazo era necesario, según él, dramatizar aún más la situación, sin darse cuenta, voluntaria o involuntariamente, que además de su ignorancia, estaba generando pánico. La segunda parte de su histórica frase tampoco está mal. Decía este ilustre ignorante bursátil: “Con la consecuente pérdida para los inversores humildes”. ¿Cómo podía saber que los inversores humildes habían perdido?. Primero, en bolsa no se pierde ni se gana nada hasta que no se vende, y veinticuatro horas después de una sesión bursátil no se sabe con exactitud quienes han vendido. Segundo, para saber si alguien pierde en bolsa cuando vende hay que saber a qué precio ha comprado y me extrañaría muchísimo que este aprendiz de brujo sepa a qué precio compraron los que hipotéticamente vendieron el viernes 10 de octubre. Y me paro aquí porque pienso que es suficiente.

Respetado lector, más que nunca, y sobre todo en tiempos de crisis económicas, lo peor que puede hacer cualquier persona es tomar decisiones bajo el dominio del pánico. Hay que darse el tiempo necesario para reflexionar, para analizar, para comparar, y sobre todo para no dejarse llevar por los expertos que, de repente, aparecen por todos lados. En este último aspecto podemos constatar que han surgido en España, repentinamente, centenas de expertos en crisis y, como ya he escrito en otras ocasiones, lo que uno se puede preguntar es lo que han hecho estos especialistas con anterioridad para poder evitarla. Es cierto que estamos viviendo una de las crisis económicas más fuertes que se han conocido desde la segunda guerra mundial, es cierto que las bolsas están teniendo un comportamiento errático y se han convertido desde hace tiempo en termómetros de la economía perdiendo la función de barómetro que tuvieron siempre, es cierto que no disponemos aún de indicios sólidos de referencia que nos permitan saber cuándo vamos a salir de esta crisis, y es normal que este contexto de incertidumbre genere pesimismo, pero es precisamente en este tipo de contexto en el que tenemos que organizar mejor nuestra economía doméstica, y por ello repito que este ejercicio no lo podemos hacer correctamente si nos dejamos llevar por el pánico.

3 COMENTARIOS

  1. Comentario para el Anónimo (no le puedo llamar de otra forma…)

    El artículo al que haces referencia no tenía por objeto describir las manipulaciones que se pueden hacer en Bolsa. De las manipulaciones he escrito decenas de artículos y las he descrito en decenas de programas de radio. Creo que estarás de acuerdo conmigo que si hubiese que hablar de todo lo que ocurre en Bolsa en un artículo…el artículo sería interminable. Me permito indicarte, de paso, que los «modistos» a los que haces referencia no están sólo presentes en Bolsa…están también presentes en las entidades financieras gestionando los ahorros de los ciudadanos…y sobre esto también he dicho y escrito mucho. Un cordial saludo.

  2. Hola amable tertuliano de las mañanas de RNE,quería comentarte algo de lo que has vertido en tu blog, como esto, por ejemplo:»La segunda parte de su histórica frase tampoco está mal. Decía este ilustre ignorante bursátil: “Con la consecuente pérdida para los inversores humildes”. ¿Cómo podía saber que los inversores humildes habían perdido?. Primero, en bolsa no se pierde ni se gana nada hasta que no se vende, y veinticuatro horas después de una sesión bursátil no se sabe con exactitud quienes han vendido. Segundo, para saber si alguien pierde en bolsa cuando vende hay que saber a qué precio ha comprado y me extrañaría muchísimo que este aprendiz de brujo sepa a qué precio compraron los que hipotéticamente vendieron el viernes 10 de octubre. Y me paro aquí porque pienso que es suficiente.» creo que deberías explicar un poco más que son las manos fuertes y las manos débiles del mundo bursátil y como los mercados de futuros generan montañas rusas, permitiendo las posiciones cortas (o sea el poder vender acciones, sin poseerlas, para poder comprarlas a un precio inferior), unos mercados de futuros de difícil acceso para los humildes inversores que casi siempre se enteran de la burbuja alcista cuando ya está todo el pescado vendido y entonces las manos fuertes (esto me recuerda la famosa película de ‘El Golpe’ de Paul Newman que estafaban al panoli de turno con una falsa casa de apuestas)distribuyen a mansalva el papel que habían acumulado, generando la especulación, para adoptar posiciones vendedoras, en el lado corto; le estoy hablando por propia experiencia y soy de los que no vendieron, pensando eso mismo que usted, y luego me comí con patatas un montón de acciones de una empresa puntera en tecnología de la información y RRHH que luego sacaron por la cara del mercado sin que pudiera hacer algo para remediarlo porque yo era sólo un humilde inversor y los que manejan el cotarro son los tiburones bursátiles (gentes con verdaderas fortunas que saben como funcionan realmente estas cosas, al igual que los bancos saben como funciona su negocio, lo llevan haciendo desde que se inició el mercantilismo,por lo que estas caras que nos ponen de no haber roto un plato y de no saber que está ocurriendo es un puro ejercicio de cinismo e hipocresía)las especulaciones bursátiles, burbujas inmobiliarias y las subidas y bajadas de intereses, están todas cortadas por el mismo patrón, el patrón de los grandes modistos de las finanzas que saben pescar en ríos revueltos.

  3. Muchas gracias, Sr. Álvarez, por su, como siempre, excelente y sereno comentario. Ciertamente hay necesidad de desenmascarar a tanto «doctísimo doctor en todo», y evitar aungustiar aún más al «sufrido ciudadano», sin por ello dejar de ver la realidad ni de practicar el análisis. ¡Cuando nos daremos cuenta y nos atreveremos a admitir que lo que quebró fué el modelo, y que es necesario introducir humanismo (algo tan olvidado) en la búsqueda del nuevo paradigma. Lo dicho, muchas gracias por continuar en su línea.

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