Muchas gracias a don Paco y a todos los comentaristas que me anteceden porque habéis explicado cosas que yo intuía, pero que no sabía cómo decirlas. Francamente yo no he participado en esta clase de voluntariados (y no condeno a quienes lo hacen). Pero es verdad que hay algo que me impide aceptar este tipo de supuestas «iniciativas».
Hace poco tiempo, ví una emisión televisiva, cuyo titulo no me gravé en la mente, pero que hablaba de cómo se limpiaban las imágenes de importantes empresa trasnacionales como la Coca Cola, que le quitaba el agua a un pueblito en la India. Pero que, por otro lado, hacía fuertes donaciones o apoyos sociales a otros grupos.
Lo que quiero decir, es que estas actividades, cuando están clasificadas como «voluntarias», «sin ánimo de lucro», «fines sociales», me producen gran desconfianza. Yo creo que el mejor fin social sería, obligar a esas empresas a crear más y mejores puestos de trabajo y a aportar sus impuestos correspondientes.
Fíjese don Paco, que a mí me gustaría mucho ser voluntaria en algo que, no sé por qué, intuyo que no me dejarían.

Me gustaría ser voluntaria total, sin cobrar un céntimo en revisar las cuentas del Ministerio de Hacienda. Es decir, hacer el trabajo del señor Montoro durante uno o dos años, SIN COBRAR, de manera 100 % voluntaria, con la garantía de que me faciliten la misma información que al señor Montoro y con las mismas prerrogativas que le conceden al señor Montoro. Es decir, si debo hacer una auditoría, que me dejen hacerla y denunciar a quien a tergiversado sus cuentas y ponerlo, no en la cárcel, sino de manera «voluntaria» a sembrar árboles, construir y reformar colegios y hospitales públicos, y limpiar nuestras calles.

¿No podría yo, ser voluntaria de eso?

Un abrazo y un besazo don Paco a usted y a toda su familia.

Gabby

Una vez más Paco ¡Gracias, por el regalo de tus profundas y sensibles reflexiones…! ¡Siempre poniendo el dedo en la herida!
Precisamente, tuve una discusión al respecto al expresar el mismo sentir y vergüenza…respecto a este tema. Y tengo que confesar que tuve que acudir a Cáritas durante unos meses, en enero y febrero de este año…pero mi dignidad y mi rabia contra la caridad…me impedió volver…porque ¡¡¡no quiero limosnas!!!
Y mi pregunta es ésta…¿Sí el Estado es el que debiera resolver este tema de Justicia y lo deja en manos de los ciudadanos que les saquen las castañas del fuego…¿Para qué lo necesitamos?. Gracias.

He contribuido, sospecho que como siempre por debajo de la medida de mis posibilidades, no me he visto privado de nada para poder contribuir, con la campaña. Puedo asegurar que el tiempo que estuve en el supermercado haciendo la compra no fue un tiempo de júbilo y satisfacción. Observe que mucha gente, quizás la mayoria entregaban su aportación y eso me hizo consolidar más, lo que durante los días anteriores se había ido fraguando en mi cabeza, un sentimiento de profunda vergüenza pues una vez más, en esta inmoral sociedad de la que formamos parte, la caridad o la generosidad estaba sustituyendo a la justicia. Eso me parece imperdonable. Mi gesto carecía de valor. Tenía la sensción de intentar sustituir, con lo que a mi me sobraba, mi obligación de exigir y luchar por la justicia y por miedo, comodidad o desidia no lo estaba haciendo.

Gracias por recoger mi sentir. Me da rabia e impotencia que desde instituciones municipales se favorezca la donación a los bancos de alimentos en lugar de ejecutar políticas que atiendan a quien necesita. Y se siguen realizando obras e «inversiones» con dinero público a pagar a largo plazo, que no sirven más que para llenar los bolsillos de empresarios fraudulentos, cuyo historial no les impide seguir «trabajando» a costa de todos, siempre a su beneficio. Ojalá el futuro por venir sea más justo

Totalmente de acuerdo, vivimos en una sociedad que no explota porque la contiene la limosna.
Gracias por tus comentarios.
Saludos.