Lindezas y «guindezas»
Volveremos esta semana en «La bolsa y la Vida» con el asunto de las incoherencias con las que todos los días nos sorprenden los que dirigen el cotarro o debieran de poner orden en él.
Esta semana se ha conocido el auto del Tribunal Supremo que deja sin efecto la cláusula que incluía un «tipo de interés suelo» en las hipotecas del BBVA, Cajamar y Novacaixagalicia. Este es un asunto al que nos hemos referido en ocasiones anteriores con motivo de las sentencias en instancias jurídicas inferiores que daban la razón a AUSBANC en las demandas presentadas. Años han tenido que pasar, debido a los recursos de las entidades financieras, al fin el Tribunal Supremo haya fijado jurisprudencia sobre ello, diciendo que esa cláusula es nula y, por tanto, no puede fijarse un interés mínimo por debajo del cual no puede bajar el interés a pagar por nuestra hipoteca.
Bienvenido sea el auto del Supremo que reconoce que las entidades financieras citadas, y otras que incluían dicha cláusula, han estado cometiendo una ilegalidad durante años. Lo que es incoherente, a nuestro juicio, es que reconocida la ilegalidad, no se condene a esas entidades a devolver el dinero cobrado irregularmente a los clientes durante estos años. El auto reconoce que estas entidades se han estado lucrando de forma ilegal pero no las obliga a resarcir a los clientes. Aunque lo haya dicho la Justicia, no es justo.
Comentada la lindeza, ahora vamos con la «guindeza«. Permítannos que usemos esa expresión para referirnos a la respuesta que el Ministro de Economía y Competitividad, Sr. de Guindos dio a la periodista Ana Pastor el domingo pasado en su nuevo programa en La Sexta. Preguntado por la salida a Bolsa de Bankia, el Sr. de Guindos contestó que «fue un error«. Nunca es tarde para reconocer lo evidente.
La «guindeza» viene, cuando una vez reconocido el error, no se adoptan de forma inmediata medidas para resarcir a los perjudicados por dicho error. Por un lado, los pequeños inversores que fueron deslumbrados por la campaña mediática capitaneada por el Sr. Rato y la agresiva campaña comercial de la entidad financiera para la colocación de las acciones. Por otro, los pequeños inversores a los que se ha obligado a canjear sus participaciones preferentes por acciones de Bankia, como compensación a la irregular colocación de las mismas.
Los de arriba tienen derecho a cometer irregularidades y errores, que siempre pagamos los de abajo sin que seamos resarcidos por ello ni se asuma responsabilidad alguna. En definitiva: más demostraciones que el modelo de «arriba a abajo» debe cambiarse por un modelo de «abajo a arriba».